Desde muy antiguo la cebolla se ha asociado a determinados efectos positivos en el organismo humano. Así por ejemplo, Dioscorides, médico, farmacólogo y botánico de la antigua Grecia, cuya obra De Materia Medica alcanzó una amplia difusión y se convirtió en el principal manual de farmacopea durante toda la Edad Media y el Renacimiento, habla en su obra de la cebolla en estos términos:
«Todas son corrosivas y engendran ventosidades, dan ganas de comer, adelgazan los gruesos humores, inducen sed y traen hastio, y mundifican y ablandan el vientre. Mondadas y bañadas con aceite y puestas en forma de cala son utiles para abrir el camino a cualquier genero de evacuacion, y especialmente a aquella que se suele hacer por las almorranas. Su zumo, aplicado con miel, sirve contra la flaqueza de vista, contra los fluecos y nubes y contra las cataratas cuando comienzan a congelarse. Provoca la sangre menstrua. Instilado en las narices, purga la cabeza por ellas. Aplicase con sal, con ruda y con miel contra las mordeduras de los perros. Aprovecha a la dificultad de oir, a los silbos y a los oidos que manan materia. Hace renacer el cabello que derribo la tiña».
Con el paso de los siglos, es probable que afirmar que los alimentos curan las enfermedades puede resultar pretencioso. Lo cierto es que puede existir un buen estado nutricional y no haber salud, pero es dificil tener salud con un estado nutricional deficiente.
Asi pues es evidente que la cebolla puede añadir «su granito de arena» en el conjunto de las medidas dieteticas que hoy se piensa que ejercen un papel favorable en algunas de las patologias mas graves y frecuentes que padecemos los seres humanos, una dieta rica en frutas y hortalizas es una de las mejores recomendaciones que podemos dar a nuestros semejantes.
El Blog de la Cebolla dulce de Fuentes de Ebro
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